Por Elideth Fernández

La mirada como activista por los Derechos de los Animales debe ser interseccional en un sentido amplio. No se entendería hoy una lucha por la liberación de la mujer reñida con posturas antirracistas, de la misma forma un movimiento animalista no puede ser ajeno a otras causas de justicia social. Una lucha motiva a otra lucha. Los diferentes movimientos sociales que tienen valores compartidos son más contundentes cuando se abrazan y se comunican entre sí, porque sólo así entendemos todos de qué se trata. (1)

Hay hechos que detesté de la marcha del 8 de marzo de 2023, como fueron las agresiones y la discriminación a la comunidad trans por un bloque, que a todas luces debe corresponder a una ala conservadora, transfóbico que gritaba – fuera hombres (2), y que, además, en una absurda e indignante contradicción, en el intento de la destrucción de las vallas que cercaban Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana, hubiera tantos “vatos” que con evidente violencia trepaban a las mismas y llevaban a cabo más acciones, escudados por un grupo de mujeres; ellos y ellas previamente protegidos con googles y caretas, poniendo en riesgo, a quienes no lo estaban, que se manifestaban genuinamente y ciertamente a su manera pero respaldadas por sus propias historias y que con dolor e impotencia golpeaban y rayaban, entre otras: “es tu pared, pero era mi niña”.

« Esas morras sí me representan », se oía exclamar a una voz con megáfono, y le seguían muchas otras más al unísono, cuando alguien lograba trepar la valla o conseguir pasar al otro lado objetos, sea quien fuere.

Cuando no lograban pasar al otro lado de la valla las piedras que lanzaban y que conseguían rompiendo las banquetas de la Plaza de la Constitución (Zócalo), estas caían sobre las propias manifestantes.

¿Cómo sabemos que era hombre? Porque se cuenta con el registro gráfico que lo confirma, había otros más que se hacían pasar por ellas. La intervención de vatos en la marcha del 8 de marzo estuvo avalada por un grupo de morras. Más tarde, casi anocheciendo, otro grupo trató de correrlos de la escena, pero ya era demasiado tarde.

Sin duda, es un movimiento parcialmente infiltrado por una oposición con intereses ajenos al propio movimiento, cuyo objetivo es desestabilizar, crear confusión e invertir el discurso; así lo está ya padeciendo, también, el movimiento por los Derechos de los Animales. Aunque esto siempre existe, será en la medida que nos resistamos a esa infiltración y reconozcamos la manipulación, es que podremos seguir avanzando.

Y no menos importante y que debe merecer siempre nuestro repudio, es que en el discurso se sigan recurriendo a los animales con el fin de injuriar o cosificar, contribuyendo a que nuestra relación con los animales resulte cruel, despectiva e indiferente, con graves consecuencias sociales.

Elideth Fernández, feminista, antitaurina y autora del primer libro de fotografías por los Derechos de los Animales en la historia fotográfica de México, año 2018, editado por Artes de México a través de su Colección Luz Portátil, Revocar el Silencio y miembro de la Red de artistas e intelectuales por la abolición de la tauromaquia. (3)

(1) http://movimientoconsciencia.com/2019/05/09/derechos-animales-en-los-conversatorios-la-educacion-construccion-paz-en-mexico/

(2) https://vm.tiktok.com/ZMYmBHbUG/

(3) http://movimientoconsciencia.com/2019/08/13/red-de-artistas-e-intelectuales-por-la-abolicion-de-la-tauromaquia-simbolo-de-la-crueldad-y-la-violencia-legalizada/